Y ahora qué

Nos acercamos al final del ciclo de reflexión que nos habíamos propuesto con el foro con la satisfacción de ver cómo las mujeres hemos levantado la voz para subrayar que muchas de las barreras que han sido visibles con la pandemia ya estaban presentes y que sólo con el liderazgo de las mujeres es posible que la recuperación sea más equitativa (https://www.unwomen.org/es/digital-library/publications/2020/06/policy-brief-covid-19-and-womens-leadership).

Es cierto también que, lamentablemente, hemos podido constatar las dos hipótesis de las que partimos en su planteamiento: las consecuencias de la pandemia han tenido un impacto desproporcionado sobre las mujeres y la gestión ha carecido de enfoque de género.

Efectivamente, el debate generado ha mostrado que existen, dentro de los ámbitos que son clave para la inclusión, aspectos en los que la discriminación contra las mujeres es especialmente persistente. Porque la pandemia y su gestión han puesto de manifiesto que para todas las mujeres la participación política y económica y la inclusión en el mundo laboral es más difícil que para los hombres, en parte por la asunción de la responsabilidad principal en las tareas de cuidado, que la brecha digital es mayor, que la organización del acceso a la salud se aborda invisibilizando a las mujeres y que el nivel de garantía de los derechos sexuales y reproductivos no es suficiente.

Además, hemos podido confirmar cómo en estos ámbitos la situación de las mujeres está lejos de ser homogénea, de manera que el impacto de la pandemia ha agravado la brecha entre mujeres y hombres en todos los grupos, pero también las brechas entre las propias mujeres afectando especialmente a las mujeres en situación de pobreza y exclusión social, mujeres con discapacidad, niñas, mujeres mayores, mujeres migrantes y refugiadas, mujeres gitanas, mujeres en situación de prostitución, mujeres sin hogar, mujeres del colectivo LGTBI o mujeres rurales. (Conclusiones sobre mujeres situadas de mayo y junio).

Y es que la pandemia ha intensificado los problemas estructurales causantes de la brecha de género en el ámbito laboral y en qué medida la discriminación interseccional, por un lado, agrava las brechas en el caso de algunas mujeres y, por otro, normaliza e invisibiliza las exclusiones que las afectan. Las mujeres están en una situación de mayor precariedad, sobrerrepresentadas en el trabajo informal y son víctimas de la brecha salarial y, ahora claramente, de la brecha digital en su acceso a las nuevas formas de trabajo generadas en pandemia.

En términos generales, además, la situación económica de las mujeres es peor que la de los hombres, pero la pobreza se ceba con algunas de ellas. Y, precisamente, esta circunstancia explica la mayor incidencia del virus y de sus consecuencias sobre las mujeres.

Asimismo, las dificultades para incorporar el enfoque de género en la protección de la salud son sobradamente conocidas y, además, la pandemia y su gestión nos muestran que estamos ante una tarea todavía pendiente (no olvidemos que en los estudios para las vacunas no se prestó atención al posible impacto de estas sobre los ciclos menstruales). La protección de la salud de las mujeres, tanto física como mental, y, de modo particular, la salud sexual y reproductiva (que se relaciona con, pero no agota los problemas relacionados son los derechos sexuales y reproductivos) ha sido dejada de lado en la respuesta a la pandemia.

Igualmente, la pandemia ha supuesto un incremento de los casos de violencia de género y vuelve a mostrarnos la urgencia de profundizar en medidas integrales que protejan efectivamente a las mujeres frente a todas las formas de violencia.

En este mes, en el que nos preguntamos ahora qué, es importante recoger el testigo que todas las mujeres movilizadas nos pasan y recordar que no puede haber una respuesta feminista si no hay mujeres construyendo esa respuesta, si como sociedad no reconfiguramos el modelo de cuidados y sin que las medidas y políticas relacionadas con la gestión de la crisis sanitaria, económica y social provocada por la pandemia incorporen un enfoque interseccional.

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